Cuando un alimento congelado se descongela parcialmente debido a una ruptura en la cadena de frío, se produce un aumento en la temperatura del alimento. Esto puede permitir que los microorganismos patógenos se multipliquen y produzcan toxinas, lo que puede causar enfermedades si el alimento se consume sin una adecuada cocción o procesamiento.
Además, cuando un alimento congelado se descongela y luego se vuelve a congelar, se pueden formar cristales de hielo grandes que pueden dañar la estructura celular del alimento y afectar su calidad y textura.
Por lo tanto, es importante mantener la cadena de frío cuando se manejan alimentos congelados para evitar la proliferación de bacterias y mantener la calidad del producto. Si se descongela un alimento congelado, se debe cocinar o procesar inmediatamente y no se debe volver a congelar a menos que se haya cocinado primero.
Todo lo anterior es lo que responde una inteligencia artificial cuando le preguntas por las consecuencias de romper la cadena de frío de un alimento.
Pero, ¿qué pasa si se lo preguntas a una supuesta inteligencia no artificial, sino natural? En este caso, la cadena de frío la han roto en Lidl. Entiendo que es algo que puede pasar por errores humanos o por averías técnicas. Puedo entender también, aunque menos, que los responsables no se hayan percatado del incidente. Pero lo grave empieza cuando se les advierte del mismo y hacen oídos sordos. Ahí es cuando Lidl empieza a actuar de una manera sospechosa, que incluso podría ser tachada, entre otras cosas más graves, de fraudulenta.
Supongo que para una cadena de supermercados del volumen de Lidl no habría sido muy costoso investigar el incidente. Y, sin embargo, han preferido callar y, por lo tanto, ocultarlo.
El asunto empieza el 10 de abril. En mi domicilio solemos consumir unos helados de la marca Gelatelli, de Lidl. Nos habíamos percatado de que los últimos venían con un aspecto un poco diferente, con toda la crema fuera de su cobertura. Al principio no le dimos importancia, pero empezamos a pensar que se trataba de una rotura de la cadena de frío. Y así se lo informamos al departamento de atención al cliente de Lidl, que nos facilitó una referencia, la 86137597, diciendo que se pondrían en contacto en un plazo máximo de 48 horas.
Al no recibir respuesta en ese plazo, comenté el problema en Twitter, citando expresamente la cuenta de Lidl España, para que llegase a los mismos y pudiesen tomar las medidas oportunas. Pero nuevamente obtuve la callada por respuesta.
Pensando que podría haberse tratado de un problema puntual, compré más helados, pero me encontré con que también tenían el aspecto de no haber respetado la cadena de frío. Y así se lo volví a comunicar a Lidl, vía Twiter. Y una vez más lo han ignorado.
Quiero aclarar que en ningún caso he pretendido una compensación económica, sino que se solucione un problema que puede afectar a la salud de los consumidores.
Por mi parte, considero negligente la actitud de Lidl. No sé a qué más productos puede haber afectado el problema. No sé si esos productos pueden haber generado toxinas. Pero, ante la duda, mi recomendación es la de no comprar productos congelados ni refrigerados en esta cadena de supermercados, mientras no se aclare bien lo ocurrido.